sábado, 29 de marzo de 2014

15


Subastan en la esquina
las tripas del pescado,
un gentío hambriento
se alborota.
Entre gritos y miradas de búho
amontonan insultos en los adoquines,
aunque se queden sin su parte de intestino
habrán dejado aliviados
sus ruines y contenidas almas.
 
 
 
Goya (Saturno devorando a su hijo)
 

14


SEÑALES DE TRÁNSITO 

Reuní un congreso de hormigas putas para que masticaran las hojas de tu recuerdo. Te borré de las paredes, del techo, del aire. Dediqué días y noches a borrarte. Lijé maderas, sombras y sábanas. Borré tu culo de las sillas. Hice un trabajo de borradería tan bueno que, si algún día volvés, cuando trates de hablar, verás que tenés borradas la lengua y las palabras 

José Sbarra –Plástico Cruel


 
Foto: Daisuke Yokota
 
 
 

sábado, 22 de marzo de 2014

13

Una vez barridas las calles
y arrojados los deshechos
a la basura,
salgo dispuesta
con los bolsillos llenos de voluntad;
aunque sé de aquellos
que padecen el síndrome de Diógenes
y recogen la inmundicia ajena.
Me bastará con saberme diferente
no rara
raro es encontrarse derrochadores de amnistía,
sembradores de paz.
Antes le crecían arrugas a los derechos
hoy restan las obligaciones
e inmovibles
nos adherimos a la cómoda butaca.

sábado, 15 de marzo de 2014

12




“LA GRANDEZA QUE NO PODEMOS VER”
Tracy K. Smith (Vida en Marte)

 

Cuando nuestra risa rueda por el suelo

Como perlas arrancadas del cuello de una chica,

¿Qué aguarda allí donde la risa une?

 

Y después, cuando nuestro aliento entrecortado

Nos tumba sobre un lecho de hojas, ¿qué nutre

Con incesante cuidado a esas hojas?

 

Es sólido, pero permeable, como un estado de ánimo.

Como Dios, no tiene rostro. Como la lujuria,

Parpadea sin una pizca de culpa.

 

Entramos y salimos de las habitaciones, dejando

Nuestro polvo, nuestras voces agrupadas reunidas en el alféizar.

Nos apresuramos de puerta en puerta a un diluvio

 

De días. Los viejos árboles ascienden, sus trocos gruesos

Con anillos nuevos. Todo cuanto vemos crece

En la tierra. Y todo lo que no vimos

 

Apoya su peso inmortal en nuestros oídos

Y canta.





domingo, 9 de marzo de 2014

11

"Conozco la sonrisa brillante de las mañanas, las tardes melladas, las desdentadas noches. Sé del ahullar de gigantes en lumbres de aspa de molino, sé del letargo de los sentidos entre el estruendo de monedas, sé del nectar de las bocas y de su aliento en la nuca, sé de las palabras inutiles como bolutas de humo, y de camas deshechas como lienzos desflorados, sé de los bordes cortantes del canto herido, sé de su demencial cordura.
Desconozco, sin embargo, ese rostro; vagamente familiar, que me mira a cada instante desde el espejo"

 Kutxi Romero





 
Foto: Rocío Montoya




viernes, 7 de marzo de 2014

10


LEOPOLDO MARÍA PANERO
(1948-2014)
INFIERNO Y PARAÍSO

                              <Allá estará también la castañera
                                de ocho pares
                                y el humo de los céntimos, y el vaho en los bolsillos>



Pero no sólo los mendigos, padre, van al paraíso
van también aquellos que aun más asco dan
también estos mendigos del ser que acezan
a la puerta del manicomio
esas caricaturas humanas, tal como esta
que Alicia se piensa en el jardín no
humano de las flores
y quisiera destruir el universo
porque si hay algún monstruo, este es la desgracia
y la única injusticia que existe es la injusticia evidente
y si hay alguna moral, esta es la moral del desastre.
 
 
 
GLOSA A UN EPITAFIO
(carta al padre)
And fish to catch regeneration.
Samuel Butler, Pescador de muertos.

 


            Solos tú y yo, e irremediablemente
unidos por la muerte: torturados aún por
fantasmas que dejamos con torpeza
arañarnos el cuerpo y luchar por los despojos
del sudario, pero ambos muertos, y seguros
de nuestra muerte; dejando al espectro proseguir en vano
con el turbio negocio de los datos: mudo,
el cuerpo, ese impostor en el retrato, y los dos siguiendo
ese otro juego del alma que ya a nada responde,
que lucha con su sombra en el espejo-solos,
caídos frente a él y viendo
detrás del cristal la vida como lluvia, tras del cristal asombrados
por los demás, por aquellos Vous etes combien? que nos sobreviven
y dicen conocernos, y nos llaman
por nuestro nombre grotesco, ¡ah el sórdido, el
viscoso templo de lo humano!
Y sin embargo
solos los dos, y unidos por el frío
que apenas roza brillante envoltura
solos los dos en esta pausa
eterna del tiempo que nada sabe ni quiere, pero dura
como la piedra, solos los dos, y amándonos
sobre el lecho de la pausa, como se aman
los muertos
«amó», dijiste, autorizado por la muerte
porque sabías de ti como de una tercera persona
bebió dijiste, porque Dios estaba (Pound dixit)
en tu vaso de whiski
amo bebió, dijiste, pero ahora espera
¿espera? y en efecto la resurrección
desde un cristal inválido te avisa
que con armas nuestra muerte florece
para ti que sólo
sabías de la muerte. Aquí
¿debajo o por encima?
de esta piedra
tú que doraste la sobrenatural dureza y el
dolor sobrenatural de los edificios desnudos
¿en qué perspectiva
—dime— acoger la muerte?
en la mesa
de disección
tú que danzaste
enloquecido en la plaza desierta
tropezando
hiriéndote las manos en el trapecio del silencio
en pie contra las hojas muertas que
se adherían a tu cuerpo, y contra la hiedra que tapaba
obsesivamente tu boca hinchada de borracho,
danzas, danzaste
sin espacio, caído, pero
no quiero errar en la mitología
de ese nombre del padre que a todos nos falta,
porque somos tan sólo hermanos de una invasión de lo imposible
y tus pasos repiten el eco de los míos en un largo
corredor donde
retrocedo infatigable, sin
jamás moverme
¡ah los hermanos, los hermanos invisibles que florecen,
en el Terror! ¡Ah los hermanos, los hermanos que se defienden
inútilmente de la luz del mundo con las manos,
que se guardan del mundo por el Miedo, y cultivan en la sombra
de su huerto nefasto la amenaza de lo eterno, en
el ruin mundo de los vivos! ¡Ah los hermanos,
Y el ave,
el ave que vuela sobre el mundo en llamas, diciendo solo
a los mortales que se agitan debajo, diciendo
solo: ABISMO, ABISMO!
Abismo, sí, tibia guarida
de nuestro amor de hermanos, padre.
¡Pero tan solos!
¡Tan solos! Fantasmas que hace visible la hiedra
como hiedramerlín como niñadecabezacortada como
mujermurciélago la niña que ya es árbol
crecen hojas
en la foto, y un florecer te arranca
de lo
s labios caníbales de nuestra madre Muerte, madre
de nuestro rezo
florecen los muertos florecen
unidos acaso por el sudor helado
muerto de muchas cabezas hambrientas de los vivos
te esperamos ave, ave nacida
de la cabeza que explotó al crepúsculo
ave dibujada en la piedra y llena
de lo posible de la dulzura, de su sabor
ajeno que es más que la vida, de su crueldad
que es más que la vida
¡ira
de la piedra, ira que a la realidad insulta,
que apalea
a la cabaña torpe de la mentira con verbos
que no son, resplandecen, ira
suprema de lo mudo!
(te esperamos
en la delgada orilla de lo que cae, en el prado
nocturno que atraviesan lentos
los elefantes
percibís el frío
la
conspiración de las algas,
gelatina, escamas, mano
que sobresale de la tumba
manos que surgen de la tierra como tallos
surcos arados por la muerte,
cabezas de ahorcados que echan flor:
decapitados que dialogan
a la luz decreciente de las velas,
¡oh quién nos traerá la rima
la música, el sonido que rompa la campana
de la asfixia, y el cristal borroso
de lo posible, la música del beso!
De ese beso, final, padre, en que desaparezcan
de un soplo nuestras sombras, para
asidos de ese metro imposible y feroz, quedarnos
a salvo de los hombres para siempre,
solos yo y tú, mi amada,
aquí, bajo esta piedra.
 
 
El poeta maldito
R.I.P