Foto:Alin Ciortea
Su cuerpo se contoneaba con total pretensión y alevosía. Una
danza endemoniada parecía poseerla y cada nota de música aumentaba el vaivén de
sus caderas, su frenesí. Provocadora, le mataba lentamente acercando sus labios
al destino. La noche cubrió su cuerpo de una lasciva oscuridad, envolvía deseos
enroscados en los rizos que jugaban con las luces de neón.
Así, dándole una gran calada a su cigarro quemaba sus ganas
y con ansia exhalaba el humo en la cara perpleja de aquel hombre que nunca,
antes, había ardido. Aquel hombre que consumía en su menú diario el plato que más detestaba.
Hay quienes no son capaces de asesinar situaciones sin tener
resentimiento de culpa, quienes no son
capaces de morder una emoción, quienes viven la vida de otros y la suya la
sacrifican a la mediocridad de aquello que está bien para los demás aunque cada
uno de sus sueños nazca muerto. Hay quienes se conforman con la infeliz y triste
existencia de poseer un billete en la mano para quedarse en el andén.
Hay quienes tras leer
esto no querrán reconocer que se reflejan.
Espectros de mirada opaca, muertos en vida consumiendo minutos frente a televisores que disparan imágenes deprimentes.
ResponderEliminarMe suena todo esto.
Salud y vida. Abrazo.
A todos nos suena la misma canción, sólo es libre el pensamiento pero vivimos atados a una sociedad y a una serie de prejuicios. Rompamos Jota, sólo hay que aprender a escucharnos y no sólo oirnos.
EliminarGracias, lo mismo digo salud, vida y presente. Un abrazo
Sandra, ese último párrafo me llegó hondo, tal vez porque es universal y tan corriente (por abundante) lo que dice que hace que uno se estremezca ante tanto desperdicio de una vida que es única e irrepetible.Somos legiones los que nos quedamos en el andén con el billete en la mano.Tal vez culpa de la "educación" recibida, pensada por los que manejan en las sombras nuestros destinos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Joaquin siempre llegas al epicentro de lo que escribo,
Eliminares un despertar... Un abrazo
Decía B. Brecht que huyendo de los tigres fue comido por las chinches, o sea que por miedo fue devorado por la mediocridad.
ResponderEliminarUn beso.
El miedo atenaza, paraliza incluso. Y para que el miedo desaparezca ya sabes cual es el remedio, enfrentarlos.
EliminarUn beso
Los que se quedan en el andén no dejan de viajar, siguen siendo viajeros del conformismo. Hay otros que no se paran nunca en ningún sitio, ninguna ciudad les pertenece ni se quedarán el tiempo suficiente para conocer el amor y desprenderse del ruido de sus vidas, porque están atados irremediablemente al inconformismo del viaje. Encontrar el lugar concreto donde hallarnos es siempre la necesidad y la ambición.
ResponderEliminarAunque no te lo creas, pensé en la contrapartida. Conozco a tanta gente que su infelicidad es ese inconformismo.
EliminarTú lo has dicho. La clave está en sentirse agusto con lo que uno hace, de ahí fuera conflictos internos.
Pero un texto no puede abarcarlo todo.
Demasiados que no pueden bailar su propio baile sin mirar hacia la ventana del vecino... pensé en una escena de Marías... Un abrazo.
ResponderEliminarNo conozco Marías. Pero sí, de ahí de la ventana viene la inspiración.
Eliminarbesos